El ojo humano, en sí, no es instrumento suficiente para observar el universo, tan sólo es capaz observar, aproximadamente, 6.000 estrellas, 5 de los planetas de nuestro Sistema Solar, la Luna, entre otros pocos cuerpos celestes. Por ello, al ser humano le surgió la necesidad de inventar instrumentos capaces de poder observar la zonas que son invisibles para el ojo humano.
De esta necesidad, nacieron los telescopios, unos potentes instrumentos que, dependiendo de su aumento, son capaces de mostrarnos los lugares más remotos de nuestro Universo. Asimismo, también surgieron los radiotelescopios, instrumentos que funcionan como radares y, debido a que la atmósfera terrestre no impide que llegan las ondas de radio, pueden detectar casi cualquier cuerpo celeste.
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