Bob Burls, detective de la unidad de delitos de la policía londinense, ha asegurado que se trata de una operación sumamente importante, ya que era un grupo altamente organizado y sospechoso de preparar virus que evitaban los sistemas de seguridad habituales.
Sus objetivos se localizaban dentro del mundo empresarial británico, y todo indica que miles de ordenadores resultaron infectados con sus actividades ilegales.
La operación ha sido resultado de un esfuerzo coordinado entre la unidad de la Policía de Londres, el departamento de Policía de Finlandia y el Centro de Investigación Nacional finlandés.