1. Identificar al usuario: Lo primero que debes hacer es identificar al usuario que está utilizando la base de datos. Puedes hacerlo mediante un formulario de inicio de sesión o utilizando alguna otra forma de autenticación.
2. Almacenar el ID del usuario: Una vez que hayas identificado al usuario, debes almacenar su ID en una tabla o en una variable global para poder utilizarlo posteriormente.
3. Agregar un campo de usuario a la tabla: Asegúrate de tener un campo en la tabla que almacene el ID del usuario que creó cada registro. Puedes llamar a este campo "Usuario" o algo similar.
4. Filtrar los registros por usuario: En las consultas y formularios donde quieras que el usuario solo pueda modificar sus propios registros, debes aplicar un filtro basado en el ID del usuario almacenado en el paso anterior. Esto se puede hacer utilizando una cláusula WHERE en las consultas o estableciendo la propiedad "Filtro de registros" en los formularios.
Ejemplo de consulta SQL con filtro por usuario:
5. Restringir permisos de edición: Además del filtro, puedes ajustar los permisos de edición en los formularios para que solo el usuario propietario pueda modificar los registros. Esto se puede hacer estableciendo la propiedad "Permisos de edición" en los controles del formulario.
6. Validar cambios: También es importante agregar validaciones en el código para asegurarte de que el usuario solo pueda modificar sus propios registros. Puedes verificar el ID del usuario antes de guardar los cambios y mostrar un mensaje de error si intenta modificar un registro que no le pertenece.
Recuerda que esta solución es solo un punto de partida y puedes adaptarla según tus necesidades específicas. También es recomendable realizar pruebas exhaustivas para asegurarte de que los permisos y filtros funcionen correctamente.