El negocio de los videojuegos en EEUU ha perseguido agresivamente a la piratería, que es la culpable de provocar pérdidas anuales por miles de millones de dólares. Gran parte de las pérdidas se originan por la copia clandestina de discos de videojuegos y en el uso de hardware ilegal.
Las consolas modificadas, algunas de las cuales contenían 15 o más juegos ya copiados a su disco duro, eran exhibidas abiertamente al público en las tiendas.