Sin embargo, el analfabetismo tecnológico es también retroactivo, es decir, quien no es un analfabeto tecnológico hoy puede llegar a serlo mañana, debido a que la tecnología puede evolucionar más rápido de lo que muchos somos capaces de asimilar; incluso muchas empresas a la hora de afrontar una renovación tecnológica, necesitan disponer de una serie de conocimientos que, en algunos casos, escapan a sus posibilidades.
Las consecuencias de este nuevo fenómeno son muy variadas y, en realidad, la mayoría de ellas aún está por llegar. De momento, el analfabetismo tecnológico se manifiesta solo en situaciones concretas y aisladas: recién egresados que no consiguen su primer empleo por no saber usar un computador, directivos que ven peligrar su carrera por no saber aplicar las nuevas tecnologías a sus empresas y cualquiera cuya calidad de vida pudiera mejorar en el caso de sacarle el mejor provecho a las nuevas tendencias.
Además, existe un elemento conflictivo englobado en el concepto de “generación net”. Me refiero a los niños que han nacido a finales del siglo XX y que aparecen como la primera generación en la sociedad de la información. Estos niños han crecido en familias con pocos miembros con la ausencia de hermanos y primos con quien jugar y esto se ha compensado con el consumo de productos como la televisión, videojuegos o Internet. El problema de esta situación es que estos niños saben mas que sus padres y que sus profesores acerca de las nuevas tecnologías y por tanto se produce un choque entre generaciones.
La solución al problema del analfabetismo tecnológico no es muy distinta a la que se dio hace mucho tiempo al analfabetismo clásico. Extender el conocimiento de nuevas tecnologías en informática desde la escuela primaria a la universitaria, de igual forma el acceso a nuevas tecnologías debe estar muy bien respaldado. Sin embargo, todo esfuerzo de las instituciones puede desfallecer si sus receptores no están convencidos de su utilidad.