En sus conclusiones preliminares, los servicios de la Competencia sostienen que al incrustar su navegador Internet Explorer con su sistema operativo Windows, Microsoft "perjudica la competencia entre los navegadores de la red, destruye la posibilidad de innovación de los productos y reduce las oportunidades de elección de los consumidores". Cabe destacar, que el problema no es que Microsoft Windows lleve consigo el navegador Internet Explorer como Linux puede llevar el navegador Firefox, sino porque lo incrusta en él. La diferencia esta en que no se puede desinstalar el navegador.
Microsoft ya fue sancionada por la Comisión Europea en 2004, con 497 millones de euros, por la demanda iniciada por RealNetworks, por abuso de posición dominante, al vincular su sistema operativo Windows al reproductor multimedia Windows Media Player. La sentencia, que fue confirmada por el Tribunal de las Comunidades Europeas en 2007, exigió a Microsoft que ofreciera una versión de su sistema operativo Windows sin Windows Media Player a los fabricantes de ordenadores personales o al venderlo a los usuarios finales.
La compañía norteamericana ha sufrido además otras dos sanciones de Bruselas. Una en 2006 de 280 millones por no dar a la competencia la necesaria información para que fuera efectiva la operatividad y otra, en 2007, de 899 millones de euros, la más elevada a una sola empresa, por no aplicar las medidas correctivas adoptadas en 2004, que ponían fin a su posición de casi monopolio en este mercado.
Nos tememos que el gigante Microsoft, alargara al máximo estos litigios hasta el lanzamiento de su nueva versión "Windows 7" con Internet Explorer 8, para posteriormente pagar la posible sanción impuesta y seguir con la cuota de mercado de los navegadores.
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