Este informe apuntaba que los defectos hacían los sistemas vulnerables a ataques que además paralizaban los servicios y recomendaba formas de minimizar la vulnerabilidad. Tom Ridge, director de seguridad en todo Estados Unidos, fue informado de tal vulnerabilidad.
También se publicaron unas líneas de actuación, por parte del FBI y el Servicio Secreto, para que las empresas las usaran en la planificación y respuesta a los ataques en los sistemas informáticos y en las fisuras en la seguridad.
Las líneas directivas instan a los líderes empresariales a establecer contactos con las agencias de cumplimiento de la ley y explican cómo informar de los incidentes a las autoridades.