
Hace ya 158 años, época en la que todavía no se había inventado la bombilla, el experto en telégrafos Cyrus Field y el físico William Thomson decidieron atravesar el océano con un cable submarino de 3.000 kilómetros de distancia. Desconocían el modo de instalarlo en el fondo marino y si iba o no a funcionar. Tampoco sabían que se iban a encontrar y como funcionaría una vez instalado. Conectaron Foilhommerum Bay, en le oeste de Irlanda y Heart's Content en el este de la isla de Terranova (Canadá).
Dos buques se encontraron en medio del océnao y conectaron los extremos del cable y lo dirigieron cada uno hacia una costa. Al cabo de tres intentos consiguieron que el cable no se rompiera y llegaron a la costa. Habían elegido esas zonas para desembarcar porqué tenían el fondo marino muy llano y no había grandes fosas donde perder metros de cable innecesariamente.
El resultado fue desolador, la comunicación era lenta y de mala calidad. El primer telegrama fue enviado por la reina Victoria de Inglaterra al presidente de EEUU James Buchanan. La conversación entre ambos tardó más de 17 horas en transcribirse.
Además, tres semanas después de su instalación dejó de funcionar. Sin duda fueron los pioneros en una época en que los conocimientos todavía eran verdaderamente escasos.