A partir de ya, en EEUU, nada volverá a ser igual. Con toda probabilidad, la FCC, el regulador de las telecomunicaciones norteamericano, derogará la neutralidad de la Red y cambiará radicalmente los principios y los negocios en Internet. A partir de ya adiós a las tarifas planas, adiós al acceso libre a cualquier sitio de la web.
Muchos estadounidenses agruparán las aplicaciones de sus móviles entre las que funcionan bien y las que lo hacen a pedales.
El atracón de series televisivas de los servicios en streaming del fin de semana será para pensárselo dos veces. Durante ese periodo de tiempo, alguien meterá la mano en el bolsillo de los ufanos suscriptores de HBO, Netflix, Youtube o Amazon.
Además de los pagos a proveedores de acceso y de suscripciones al vídeoclub online, los usuarios estadounidenses también añadirán un importe adicional para mantener sus hábitos de consumo actuales.
El que ahora es un espacio abierto para todos dejará de serlo en breve. La velocidad de un clic dependerá del destino del enlace. Existirán sitios online con accesos rápidos y otros lentos y con censuras por motivos económicos.
A grandes rasgos, por ejemplo, los jugadores online que accedan a pagar a los operadores de telecos disfrutarán de mejores condiciones de conectividad de los que no pasen por caja. El trato equitativo e igualitario para todos los jugadores dejará de ser un principio sagrado para convertirse en un concepto cuestionable y sometido a los vaivenes mercantiles.
A pesar de los movimientos de defensa de la neutralidad de la red, la aritmética de los miembros de la FCC (Federal Communications Commission) aprobará la propuesta legislativa denominada Restauración del orden de la libertad en Internet".
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