
Se ha descubierto un fallo de seguridad en los procesadores Intel que podría provocar que el ordenador vaya más lento de lo habitual. Se trata de un defecto de diseño localizado en los chips creados durante la última década y presentes en todos los sistemas operativos.
Por el momento, los efectos se están evaluando, pero las primeras pruebas aseguran que los ordenadores podrían ir entre un 5 y un 30% más lentos, dependiendo del modelo del procesador y de la tarea a realizar.
Desde Apple y Microsoft ya han anunciado que próximamente dispondrán de una actualización de software para sus sistemas, pero al ser un fallo en el diseño del chip, dicho parche provocaría la ralentización del dispositivo. Concretamente, el fallo influye sobre el kernel y no puede arreglarse con una actualización del microcódigo.
Para resumir, la solución consistirá en actualizar los sistemas operativos para evitar que el equipo deje de funcionar o quede expuesto a ciberataques. Por una parte se arreglarían los problemas detectados pero el precio que deberá pagarse será la ralentización del equipo.