Cuando el usuario enlaza hacia la url indicada, con el fin de leer la supuesta tarjeta, el sistema le pide instalar un pequeño programa para poder leer la tarjeta. Al hacerlo, el usuario no sólo queda expuesto a un bombardeo de anuncios pop-up para sitios pornográficos, sino que URL es también enviada a todas las direcciones que tiene en su lista de Outlook.
En verdad, dicha práctica no está considerada como ilegal. En efecto, durante el proceso de instalación, el sistema presenta al usuario una ventana donde se le pide leer, y aprobar, el acuerdo de licencia. En el texto se indica claramente lo que ocurrirá al hacer clic en “Sí, acepto las condiciones”.
Dicha empresa se aprovecha del consabido hecho de que casi nadie lee los acuerdos de licencia, y que la mayoría hace clic inmediatamente en el botón de aceptar. Para el resto de usuarios se recomienda entonces leer cuidadosamente tales acuerdos antes de aceptarlos e instalar cualquier programa de informática.