La compañía de vehículos con conductor Uber deberá pagar una multa de 600.000 euros a las Autoridades holandesas de Protección de Datos por haber ocultado un ciberataque. Fue en 2016 cuando la compañía sufrió un ataque que afectó a 57 millones de clientes a nivel mundial. Fueron sustraídos sus nombres, números de teléfono y direcciones de correo electrónico que acabaron en manos de piratas informáticos. Concretamente en Holanda el ataque afectó a 174.000 de los 400.000 usuarios posibles. De ahí la multa.
La compañía ocultó el ataque durante un año y pagó el silencio de los atacantes a cambio de 100.000 dólares y la eliminación de los datos obtenidos. El ataque afectó en Estados Unidos a más de 600.000 usuarios, de los cuales también se le fue sustraído el número de carné de conducir. Este pasado septiembre y por ello, tuvieron que pagar 130 millones de euros. Después del robo, las Autoridades holandesas de Protección de Datos abrió una investigación a nivel europeo, dado que la oficina central de la compañía está situada en Amsterdam.
Desde la compañía no se han cansado de pedir disculpas por lo ocurrido y han asegurado que "la seguridad y protección de datos de sus clientes es esencial". También han señalado que "los pasajeros no tienen que tomar medidas, porque no hay pruebas de que el ataque fuera acompañado de un uso fraudulento de la información".
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