Se ha podido saber que la tecnológica Google dejará de ofrecer a terceras compañías la posibilidad de adquirir anuncios que se basen en el historial de navegación de los usuarios, una práctica que durante años ha sido uno de los pilares fundamentales de la publicidad digital.
La plataforma, que controla la mitad del mercado de la publicidad en Internet, recopilaba la información mediante las conocidas cookies, ficheros de rastreo que nuestros dispositivos generan cada vez que visitamos una página web. Con estos ficheros, la tecnológica creaba perfiles muy precisos sobre los intereses de los usuarios, información que posteriormente utilizaba para mejorar la efectividad de los anuncios que terceras compañías compraban a través de Google Ads.
Google anunciaba en 2020 que su navegador Chrome dejaría de recopilar este tipo de datos de terceros, en parte forzada porque algunos de los navegadores rivales, como Firefox o Safari y ano permiten tampoco hacer este tipo de seguimiento y por tanto la estrategia ha perdido efectividad. El director de gestión de productos, privacidad en publicidad y confianza de Google, David Temkin, ha explicado que la compañía no sustituirá esta función con ninguna otra herramienta de seguimiento individualizado. Ha declarado que "Si la publicidad digital no evoluciona para abordar las crecientes preocupaciones de los usuarios acerca de su privacidad y de cómo se utiliza su identidad, el futuro de la red libre y abierta está en riesgo".
Google ha empezado a desarrollar otras estrategias centradas en grupos de interés que no están asociadas de forma individual. Esto permitiría ofrecer anuncios también relevantes pero con un menor riesgo para la privacidad. Uno de ellas es FLoC, que agrupa personas con intereses comunes y ofrece el grupo, no el individuo, como objetivo de la campaña. Google asegura que con FLoC ha conseguido un sistema de segmentación que tiene una efectividad del 95% en conversión por dólar invertido cuando se compara con la publicidad basada en cookies.
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