A razón de un artículo en los que se recogían fallos importantes en el sistema de comentarios de Amazon y que ponían en duda su fiabilidad, todos nos cuestionábamos la fiabilidad de las reseñas de los usuarios de la plataforma. No se trataba de un incidente aislado sino de reiterados y continuados en el tiempo. Principalmente, el problemas no era el mal funcionamiento del sistema de reseñas, sino el mal uso tanto de compradores como vendedores. Los primeros por aceptarlo en su único beneficio y los segundos por ofrecer cupones de descuento e incluso productos gratis a cambio de comentarios y puntuaciones positivas aun cuando el producto no las valiera.
La plataforma los descubrió gracias a una periodista de un conocido medio tecnológico estadounidense que fue tentada para tal cometido y lo denunció a la plataforma. Amazon tomó cartas en el asunto y expulsó a varias compañías de su servicio. El problema es que si por cada compañía que expulsan aparecen treo o cuatro más aplicando las mismas prácticas, es evidente que las medidas no son todo lo contundentes que deberían ser.
Es complicado pedirle a Amazon que actúe a priori, intentando anticipar cada movimiento dudoso en perjuicio del vendedor antes de que este se produzca. Por el contrario si se puede luchar para que la plataforma no deje pasar a cualquier producto basura que alguien quiera vender y además se muestre firme cuando pille a empresas infringiendo impunemente sus políticas. Y ha sido así, ya que la compañía dio a conocer unos datos donde explicaba que en 2020 más de 200 millones de reseñas sospechosas de ser falsas antes de su publicación habían sido canceladas.
Además, en 2020 y 2021 se detectó y siguió la pista a centenares de grupos dedicados a promover la publicación de reseñas ilícitas a cambio de descuentos y ahora sale a la luz que la compañía ha prohibido la venta en su plataforma a más de 600 marcas chinas distribuidas en 3.000 cuentas de vendedores por incidentes relacionados con fraudes en las reseñas.
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