Esos mensajes, que llegan inesperadamente a las pantallas de ordenadores y teléfonos móviles y van desde la simple publicidad hasta la pornografía o los intentos de estafa, puede representar el 85 por ciento del tráfico por Internet, señaló Robert Horton, de la Australian Communication Commission, que presidirá la reunión.
Individuos sin escrúpulos y mafias recurren cada vez más frecuentemente a este tipo de mensajes para estafar a usuarios poco precavidos, a los que tratan de engañar comunicándoles, por ejemplo, que han ganado la lotería y que necesitan sus datos bancarios para ingresar el dinero del premio.
Según Horton, el costo que genera toda esa basura electrónica a individuos y empresas se calcula en unos 10.000 millones de dólares anuales sólo en Europa y podría alcanzar en todo el mundo alrededor de los 25.000 millones de dólares.