¿Podrá la ciencia calcular
qué capacidad de
computación tendrán los
ordenadores en un plazo de
20 años?
Un trabajo divulgativo e independiente desarrollado por:
Rafael Lomeña Varo
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Dedicado a toda aquella generación que un día soñó con un QL de Sinclair, con poder acariciar
sus duras teclas de plástico negro y oír el susurro de sus microdrives.
Preámbulo
Probablemente la ciencia, cuando menos la ficción, jamás pueda anticiparse, ni siquiera en un plazo de
tiempo tan corto como pueden ser dos décadas, a pronosticar la capacidad de computación de los ordenadores
futuros. La trayectoria histórica de la informática ha demostrado que nada sirve cuando se trata de medir y
calcular la línea evolutiva en cuanto a capacidad computacional de las máquinas se refiere. Tal vez por ello,
todos los intentos de pronóstico, muchos de ellos llevados al cine con éxito rotundo (2001, una odisea espacial),
con intención o sin ella han fallado en su pretensión.
Soy nostálgico en estado puro, pero no puedo dejar de mirar al futuro que tal vez no llegue a conocer, y
es que no deja de ser curioso y paradójico que algunos nostálgicos sintamos una especial atracción por el futuro
en lo que podríamos llamar un curioso equilibrio entre neofilia y neofobia. Por eso quiero en esta ocasión, de la
forma más empírica y objetiva que me resulta posible, acometer un sencillo y a la vez exhaustivo análisis que nos
permita, cuando menos, rozar la realidad futura a corto plazo en lo que a computadoras se refiere. Con un poco
de imaginación viajaremos al tiempo futuro de la informática en los años ’20 de nuestro joven siglo XXI.
La historia vive en nuestra memoria
A nuestras espaldas quedaba una irrepetible década, los ‘80, marcada fuertemente por la ola de los
microordenadores gobernados por CPU’s de 8 bits. La resaca siempre pesa pero a veces es momento de reflexión
y ante nosotros amanecía una nueva era, el último tramo del milenio que nos impulsaría con fuerza hasta superar
la mítica barrera del año 2000. Los supuestos efectos del Y2K aún no preocupaban a nadie.
El cine de principio de los ’80 se encargó de convertir a los años ‘90 en la década de los "sueños
eléctricos". "Tron", "Juegos de guerra", "Rescate en Nueva York 1997" y series como "Espacio 1999" entre otras,
habían visualizado años antes una década cargada de sorpresas y trepidantes aventuras para los jóvenes de finales
del milenio, plenamente convencidos y ansiosos de poder abrazar el futuro.
Pero eso no ocurrió, y una vez más el cine no fue fiel mensajero de lo que nos auguraba el futuro
inminente y aquella generación creció y hubo de resignarse al comprobar que no celebraría la nochevieja del
nuevo milenio en la luna ni en ninguna estación espacial. Lejos quedaron los sueños de la realidad. Tal vez
algunos jamás llegamos a asumir el desengaño y ello nos convirtió en soñadores para el resto de nuestras vidas.
Nuestra fascinación por el espacio, las computadoras, la inteligencia artificial y la ciencia, tal vez naciera allí, en
esa maravillosa e irrepetible década de los ’80.
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, lo que algún día llegaría a dominar el mundo comenzaba a dar
su primeros pasos, La Red. Hasta entonces, sólo los BBS (Bulletin Board System) habían podido saciar el hambre
de comunicación entre los usuarios de ordenadores.
En mi mesa, un monitor de fósforo ámbar destellaba en la penumbra de mi habitación “dibujando” de
forma sosegada los ficheros y directorios de un disquete mientras, sin despegar la vista del monitor, apuraba una
taza de café leyendo con atención el texto de la pantalla. Un “single” de Radio Futura suena.
Transcurre el largo invierno de 1990 y las estrategias de IBM, Intel y Microsoft parecen haber consolidado
ya definitivamente a la plataforma PC (Personal Computer) como el sistema estándar por excelencia dentro del
mundo de los ordenadores para usuarios. Algunos todavía piensan que Apple ó la increíble plataforma Amiga de
Commodore disponen de argumentos sólidos para disputar el liderazgo. No en vano, la capacidad del PC
compatible del momento era especialmente pobre para llevar a cabo determinadas tareas y era fácilmente
ridiculizada y superada por otras plataformas. En este sentido, un viejo y gran amigo intentando convencerme de
las limitadas posibilidades del PC frente al todo poderoso Commodore Amiga 2000, me comentaba: "el PC es
compatible y punto. Ahí acaban sus posibilidades", pero obviamente se equivocaba. Las guerras independientes
de plataformas no compatibles con tecnología muy superior como Amiga, Atari ST, incluso el monstruoso NEXT y
otros muchos inventos dignos de todos los elogios, se tornaban en esfuerzos sin sentido en la conquista de un
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terreno que día a día se les iba escapando de las manos ante las pretensiones de los gigantes monopolistas y ante
un mercado ya definido. En sus intentos por sobrevivir pudimos ver auténticos prodigios propios del museo del
silicio. Los “cruces” que condujeron a plataformas híbridas fueron una de las fallidas estrategias de Commodore
que llego a comercializar ordenadores como el Amiga 2000-PC, todo un Amiga 2000 que integraba en su interior
una tarjeta emuladora PC en versiones XT (intel 8088) ó AT (intel 80286 ó 80386) y que otorgaban a la bestia la
tan deseada Compatibilidad. Finalmente, las plataformas no compatibles quedaron aferradas a minorías muy
reducidas que las utilizaban para el desempeño de tareas muy específicas principalmente enfocadas al terreno
audiovisual, una materia prohibida para el PC del momento si no era a través de suculentas inversiones en
software y en hardware. Algunas resistieron en el dormitorio de muchos jóvenes que prefirieron seguir “jugando”
con aquellas máquinas ya condenadas a la extinción.
El mundo abrió las puertas a la compatibilidad al ver la posibilidad de conseguir un mercado global de
mayores perspectivas y posibilidades y no estaba dispuesto a volver bajo ningún concepto a la "Torre de Babel"
de los años anteriores, un panorama que había predominado en los '80 con las numerosas e incompatibles
plataformas de 8 bits (Spectrum, Commodore 64, Amstrad 6128, MSX) y algunos de 16 (Atari ST, Commodore
Amiga, Sinclair QL). Y así ocurre, de modo que los viejos microordenadores que habían reinado durante la época
de los '80, algunos de ellos de potencia superior a un PC compatible de la época, fueron enterrados y olvidados
en los trasteros para siempre sin ninguna perspectiva de resurrección. Si bien algunas de las plataformas más
avanzadas y con microprocesadores de 16 bits resistieron algunos años más en los hogares como máquinas
lúdicas, el mundo de los ordenadores ya era compatible en 1990. Podía haber sido cualquier otra plataforma pero
tal vez llegaron tarde a la fiesta o no supieron animarla jugando sus bazas.
Calculando el futuro desde la ciencia
Así, entre la curiosidad y la paradoja el recuerdo nos llevará hoy al futuro a través de la predicción basada
en la historia y en nuestra propia experiencia. No, no estoy hablando de futurología, al menos desde un punto de
vista esotérico, estoy hablando de algo muy distinto, establecer un pronóstico basado en sencillas reglas
matemáticas y en hechos objetivos. ¿Dispuestos a seguirme? ¡Adelante!
En la TABLA 1ª (ver ANEXO 1)
(ver ANEXO 1) podemos apreciar la evolución que ha sufrido nuestro ordenador de
(ver ANEXO 1)
(ver ANEXO 1)
sobremesa desde 1990 hasta el mítico año 2000, es decir, durante toda una década. Una vez completada la tabla,
¿por qué no obtener el índice multiplicador de estas diferencias? Este índice será sin lugar a dudas nuestro
protagonista, al que llamaremos índice multiplicador evolutivo
índice multiplicador evolutivo.... No deja de ser un valor estimado pues esta
índice multiplicador evolutivo
índice multiplicador evolutivo
evolución nunca podrá ser totalmente lineal, pero nadie negará que resulta tentador como para no aprovechar el
poder de pronóstico que nos brinda. Podremos imaginar con datos casi reales la capacidad de los equipos que
ocuparán nuestros escritorios en un plazo de “sólo” 10 años o incluso 20, y eso en informática puede suponer
TABLA 2ª (ver ANEXO 1)
(ver ANEXO 1)....
toda una era. Los resultados se encuentran reflejados en la TABLA 2ª
(ver ANEXO 1)
(ver ANEXO 1)
TABLA 2ª
TABLA 2ª
Como habrán observado los equipos no son precisamente lo mejor de cada época. Los motivos que me
han llevado a tomar como referencia un equipo de gama baja no es otro que el de utilizar sistemas accesibles a
todo el mundo por su bajo coste así como evitar entrar en cuestiones técnicas que podrían desvirtuar el verdadero
potencial del pronóstico. De esta forma, considero que se transmite un modelo mucho más cercano a todo el
mundo.
Si bien los más optimistas pueden augurar resultados aún más espectaculares que los aquí descritos
amparados en lo que podríamos denominar la “hipótesis fuerte”, los pronósticos más desfavorables argumentan
una “hipótesis débil” y nos conducen
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