Son un conjunto de librerías gráficas para que los juegos puedan acceder a las capacidades de la
tarjeta gráfica 3D que esté instalada en el PC. Es el estándar que ha creado Microsoft y es el más extendido en el mundo de los videojuegos, por lo que podemos decir que, si una tarjeta tiene drivers Direct3D, funcionará con casi todos los juegos disponibles.